lunes, 8 de diciembre de 2008

COMUNIDAD NATIVA ASHANINKA

FAMILIA LINGÜÍSTICA: ARAHUACA



GRUPO ÉTNICO: ASHÁNINKA



UBICACIÓN:
Este grupo étnico es propio de la Selva Central, una parte importante de su población reside en el extremo norte del Bajo Urubamba y otras comunidades dispersas. Es el grupo étnico más numeroso de la amazonía peruana, pues con una población censada de 53.000 habitantes representan el 22% de la población indígena.



HISTORIA:


Antiguamente se les conocía como atis, chunchos, chascosos, kampas, cambas, tampas, kuruparias y campitis; los asháninkas han sido tradicionalmente más conocidos como campas. Ellos vivían dispersos en un vasto territorio que comprendía los valles de los ríos Apurímac, Ene, Tambo, Perené, Pichis, un sector del Alto Ucayali y la zona interfluvial del Gran Pajonal, organizados en pequeños grupos residenciales compuestos por alrededor de cinco familias bajo la dirección de un jefe local.

Pueden ser considerados como grupos diferentes debido a diferencias dialectales, pero el tipo de intercambio matrimonial y de bienes entre los grupos residenciales de las diversas zonas señaladas permite afirmar que se trata de una sola sociedad. El eje del sistema de intercambio que genera la cohesión de dicha sociedad y que contrarresta el efecto centrífugo de la guerra intragrupal, es el intercambio de sal gema, extraída del llamado Cerro de la Sal o de las afloraciones de agua salada, situadas en las cabeceras del río Perené.

Con anterioridad al contacto europeo, los asháninkas mantenían relaciones de intercambio con las poblaciones andinas, hecho atestiguado por las hachas de bronce halladas en el territorio de este grupo. Estas rutas de intercambio continuaron siendo empleadas por los comerciantes de la zona de Tarma tras el contacto europeo, obteniendo así herramientas de metal. A partir de 1635, los asháninkas comenzaron a ser evangelizados por dominicos y franciscanos, siendo estos últimos quienes constituyeron efectivamente la presencia del Estado colonial español en dicho territorio. Los franciscanos fundaron inicialmente una misión para los campas y amueshas cerca del actual pueblo de La Merced, trazándose por objetivo el control del Cerro de la Sal para así tener bajo su dominio el intercambio de bienes entre las étnias de la Selva Central y ejercer su poder sobre éstas. Hacia 1640, los franciscanos tenían siete centros en dicha zona. Sin embargo, fueron destruidos por una rebelión provocada en gran medida por la llegada de mineros españoles a la zona. En 1671, los franciscanos restablecieron las misiones cerca del Cerro de la Sal y fundaron otras a lo largo del río Perené. Sin embargo, en 1674, se produjo un levantamiento dirigido por Fernando Torote, jefe asháninka instigado al parecer por los piros, quienes temían la interferencia de los franciscanos en el intercambio de sal entre ellos y los asháninkas.


En 1709, un nuevo intento de evangelización, dirigido por el Padre Francisco de San Joseph logró avances sustantivos que llevaron a que en 1739 se tuvieran cerca de 38 misiones que agrupaban a 8 500 nativos, incluyendo la zona recientemente descubierta del Gran Pajonal. Sin embargo, las epidemias que asolaron los pueblos, así como la rebelión de Juan Santos Atahualpa, conllevaron en esta época el término de la actividad misional, cerrándose la región a colonos y misioneros por cerca de cien años.

Fue sólo en 1869 que la resistencia armada de los asháninkas se vio quebrada en el valle de Chanchamayo y se fundó en ese año la ciudad de La Merced no lejos del emplazamiento de la antigua misión franciscana de Quillazú. Las hostilidades continuaron hasta el establecimiento en 1889 de la Peruvian Corporation, empresa de capitales ingleses a la que se le concedieron 500 000 hectáreas en las márgenes de los ríos Perené y Ene en el territorio asháninka. Con esta concesión se inició en la Selva Central la penetración colonizadora que continúa hasta nuestros días.

En los valles adyacentes al Perené, con el inicio del "boom" del caucho se instauró el comercio de esclavos campas, especialmente de mujeres y niños, que continuó hasta la quinta década de este siglo. Hacia 1920, los misioneros adventistas iniciaron un trabajo misional en la zona, siendo seguidos en 1950 por el Instituto Lingüístico de Verano. En 1965, los asháninkas, en particular los del Gran Pajonal y Satipo, se vieron envueltos en la violencia generada por los enfrentamientos entre las guerrillas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el ejército peruano.

En 1974, el Estado peruano creó la Ley de Comunidades Nativas que otorgó a los grupos indígenas garantías sobre sectores del territorio tradicional. Las aldeas que habían aparecido como resultado de las etapas de contacto anteriores se acogieron a esta legislación y, bajo la presión de la colonización del territorio por los campesinos andinos, se fueron creando muchos otros asentamientos. Entre 1986 y 1996, los asháninkas se vieron involucrados en la violencia desatada, tanto por los grupos Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, así como de las acciones desarrolladas por las fuerzas antisubversivas para controlar estos movimientos.

En la actualidad, las acciones de exploración de hidrocarburos en las cuencas de los ríos Ene, Tambo, Perené y Pichis representan nuevos riesgos para la sociedad asháninka



ACTIVIDADES ECONÓMICAS



La agricultura es la principal actividad económica de los campas asháninkas, siendo los principales cultivos la yuca, el plátano, el maíz, el maní, la sachapapa, la pituca, el camote, el arroz, el frijol, los cítricos, la caña de azúcar, las piñas y los frutales.La caza es también una actividad económica importante. La pesca se realiza con frecuencia tanto en su modalidad individual como colectiva. A fin de complementar la cantidad de proteína obtenida en estas dos últimas actividades, los asháninkas crían hoy en día aves de corral.La ganadería, impulsada por misioneros evangélicos y el ILV, es otra actividad que ha tenido aceptación por algunas familias. Una modalidad bastante extendida de esta actividad entre los asháninkas es el sistema de tenencia al partir introducido por colonos ganaderos.La extracción maderera con fines comerciales es también una actividad importante para este grupo, en especial en la zona del río Tambo y Alto Ucayali, la que se realiza dentro de la esfera de habilitación de los patrones. En esta zona, además, muchos asháninkas participan estacionalmente como obreros en la extracción de madera.



SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD:


Debido a su numerosa población, así como a su gran distribución espacial, este grupo se encuentra afectado por una diversidad de factores circundantes: colonización, narcotráfico, violencia política y reciente exploración petrolera, pudiendo considerársele en una situación de vulnerabilidad media.



AMENIDADES:



NATIVOS ASHANINKAS INCURSIONAN EN LA HOTELERIA Y LA GASTRONOMIA



Tres comunidades nativas reciben capacitación sobre turismo vivencial
Por Raúl Mayo Filio



Una nueva iniciativa se gesta en la selva central. Integrantes de tres comunidades nativas reciben capacitación en hotelería y gastronomía regional para desarrollar un ambicioso proyecto de turismo vivencial en la región.
En una primera etapa, se construyeron alojamientos rústicos respetando la geografía de la zona. "Los nativos duermen sobre tarimas y no usan cobertores, y tuvieron que familiarizarse con el tendido de una cama y cambio de sábanas", comenta Martín Jaurapoma Lizana, antropólogo a cargo de la capacitación en la comunidad de Pangá, del distrito de Mazamari (Satipo).
Las otras comunidades que participan en este proyecto son Pampa Michi (Chanchamayo) y Marankiari Bajo (Satipo).
En toda esta zona, las viviendas de los nativos son, en realidad, plataformas de madera con un techo de plantas. Los nativos indígenas han aprendido, también, a ambientar habitaciones con paredes y techo de material noble. El resultado ha sido asombroso. Causa admiración ver lo que los habitantes de estas comunidades hicieron: máscaras talladas en madera, artesanías, instrumentos de caza, conchas de caracoles y otros adornos han sido distribuidos en distintos espacios de estos alojamientos.
Así, la cáscara de un coco puede convertirse en un hermoso florero y unas ramas de madera aromática pueden servir como un colgador de toallas.
También destacan los talleres gastronómicos. En la comunidad de Pangá, dos cocineras provenientes de la localidad de Río Tambo, Adela Villacava y Dayana Domingo, se encargan de enseñar a los nativos a preparar platos típicos sin muchos condimentos o aditivos artificiales, y solo con ingredientes naturales provenientes del lugar como la sal, ají y otras especies.
Esta comunidad, que años atrás se libró del terrorismo gracias a la protección natural del río Pangá, ha decidido (como las otras incluidas en el proyecto) incursionar en el turismo para propiciar el desarrollo y bienestar de sus apenas 272 pobladores. Un desarrollo distinto y, a todas luces, beneficioso.





EL COMERCIO

Según el último censo nacional de 1993, los campa-asháninka suman alrededor de 51 mil habitantes distribuidos en 359 comunidades ubicadas en las áreas de bosque tropical de los departamentos de Junín, Cerro de Pasco, Cusco y Ucayali, lo que los convierte en la población indígena mas numerosa de nuestra Amazonia.

Hoy en día sus costumbres han cambiado, en varios aspectos por la introducción de usos occidentales, aunque han conservado su idioma y en muchas comunidades, su vestimenta, sus creencias religiosas y prácticas culturales, así como el uso de plantas medicinales y la consulta al líder espiritual, el sheripiari o "Tabaquero". Sin embargo, resulta imposible que los asháninka puedan eludir el mundo moderno.

Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación, de todos los pueblos del Perú, los asháninkas fueron los más golpeados por el conflicto armado de las décadas de 1980 y 1990.

Por otra parte, el hecho de que el medio ambiente donde viven haya cambiado como consecuencia de la incursión de los colonos, les impide continuar como antes. La caza, la pesca y la recolección ya no se pueden realizar como antaño y la sedentarización acarrea otras necesidades. Ahora deben sembrar, comerciar y elaborar artesanías para su venta. También instruirse, pues si quieren salvar algo de su cultura ancestral, necesitan abrirse al mundo moderno.
Por ello han formado organizaciones que defiendesn sus derechos y buscan acceder a los conocimientos occidentales. Por ejemplo, la comunidad de Marankiari Bajo o Marankiaroni - "territorio de la serpiente", en lengua asháninka - situado en el Distrito de Perené, tiene una página Web (WWW.rcp.net.pe/asháninka), una emisora de radio, un centro cultural con computadoras y un programa de teleeducación satelital.

FUENTE: Enciclopedia Temática del Perú -Tomo XIV
Publicado por Ucayalina en 11/27/2007

BIBLIOGRAFIA


http://www.peruecologico.com.pe/etnias_ashaninka.htm
http://www.selvasperu.org/gruposetnicos/g_5.html
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-09-14/nativos-ashaninkas-incursionan-hoteleria-y-gastronomia.html